¿Qué es el efecto Pigmalión y cómo nos afecta?
Es un hecho que todas las personas tienen cierto potencial en un área de sus vidas, que se desarrolla en función de la motivación que estas reciban por parte de otros o de ellos mismos. El primer caso es bastante frecuente de ver en quienes son inspirados por parte de mentores.
Generalmente quienes ejercen esta función tienen expectativas sobre las personas a las que condicionan, por lo que ejercen cierta influencia que se conoce como efecto Pigmalión. El mentor en cuestión trabaja en base a una profecía autocumplida para que se haga realidad en otro.
Cuando estudiamos a personas que han estado en nuestra vida y la forma en que sus creencias nos han afectado, percibimos que el efecto Pigmalión puede tener implicaciones positivas y negativas en nosotros más allá del ámbito, sea personal, estudiantil o profesional.
Si eres de las personas que desea sacar provecho de esta herramienta, entonces sigue leyendo. Por este motivo te mostramos en qué consiste el efecto Pigmalión, y de qué forma podemos aprovechar esta herramienta para el cumplimiento de metas.
¿En qué consiste el efecto Pigmalión?
Es un término que se usa en el ámbito psicológico para hablar sobre las creencias y expectativas que tiene una persona a la hora de influir en el comportamiento y resultados de otra, sea de forma positiva generando un rendimiento alto, o negativa perjudicando de esta forma a la persona.
Este término comenzó a manejarse en 1965 por parte del psicólogo social Robert Rosenthal, gracias a experimentos relacionados.
Cuando estas expectativas, más allá si son altas o bajas, vienen del individuo hacia sí mismo, se produce el mismo efecto que en este caso se denomina Efecto Galatea.
Origen de este fenómeno
El efecto Pigmalión tiene su origen en varias leyendas que se citan en la mitología griega, pero confluyen en una sola persona: Pigmalión. En el primer relato Pigmalión, al realizar una de sus esculturas, se enamora perdidamente de esta, específicamente de su obra llamada Galatea.
El amor que profesaba Pigmalión hacia su obra era tal, que la diosa Afrodita se conmovió por el deseo de Pigmalión, y le confirió vida a la escultura. Galatea es transformada en un ser humano de carne y hueso que se casa con Pigmalión, y luego la pareja tiene un hijo al que llaman Pafo.
Otro relato hace referencia a un rey de Chipre en lugar de Pigmalión, aunque claramente este último estuvo involucrado con el deseo del rey. A este rey, ninguna mujer le parecía perfecta, por lo que Pigmalión decide elaborar una escultura a la que llamó Galatea.
El rey quedó completamente enamorado de la perfección de la escultura, al punto que pidió a Afrodita que la transformase en una mujer real. Ambos relatos tienen en común que, en función de los deseos de una persona, éste se puede convertir en realidad.
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¿Es posible inducir el efecto Pigmalión?
Cuando alguien nos motiva y piensa que somos capaces de lograr ciertas metas, nos ayuda a generar creencias potenciadoras o, dicho de otra forma, creencias optimistas que nos permitan alcanzar nuestros objetivos e incrementen nuestro rendimiento.
Ahora bien, contrario a lo anterior, si una persona no ve aptitudes en nosotros o no confía en nuestras habilidades para lograr eso que aspiramos, afectará de forma negativa nuestra autoestima y capacidad para alcanzar lo que deseamos.
Este condicionamiento negativo genera ciertas creencias que producen en nosotros un carácter de limitación. El efecto Pigmalión, siempre que se encuentre bien enfocado, contribuye en mejorar la productividad de cualquier persona.
Por ejemplo, si un empleado recibe la aceptación y reconocimiento constante de parte de su jefe, su motivación y autoestima van a subir, lo que incide en que la calidad del desempeño de sus funciones y actividades aumente igualmente.
Por el contrario, si a un trabajador se le critica de manera constante la forma en que realiza sus funciones, se evidenciará una disminución en la eficacia de sus labores. Transmitir expectativas positivas en los empleados influye en que estos tengan un buen rendimiento.
Aspectos finales
Es importante que, si eres el líder de una compañía, tengas claras las expectativas reales que quieres transmitir a los trabajadores y por qué quieres hacerlo. Para ello debes recordar los puntos fuertes, cualidades y habilidades a tus empleados, en beneficio del cumplimiento de objetivos.
De la misma forma que generamos creencias optimistas en otros, también debemos fomentarlas en nosotros, pues se supone que la experiencia satisfactoria que logremos, tendremos que transmitirla a las generaciones de relevo, para que el éxito de la empresa se sostenga en el tiempo.
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